Cuáles son los hitos clave en el trabajo social

cuales son los hitos clave en el trabajo social

La reconceptualización del trabajo social ha sido un proceso dinámico y esencial que refleja la evolución de la disciplina a lo largo del tiempo. Desde sus inicios en la década de 1930 hasta la actualidad, el trabajo social ha atravesado hitos clave que no solo han transformado la práctica, sino que también han ampliado la comprensión de sus objetivos y enfoques.

Contexto histórico del trabajo social

1930: Inicios del trabajo social

El trabajo social como disciplina comenzó a tener un reconocimiento formal en la década de 1930, con una fuerte orientación hacia la justicia social. En este periodo, las bases se asentaron principalmente en la atención a las necesidades individuales y el bienestar social. Autores como Mary Richmond jugaban un papel fundamental en la formalización del trabajo social, introduciendo conceptos que conectarían las prácticas con la ética y la justicia social.

1940-1950: Desarrollo de principios éticos

Durante las décadas de 1940 y 1950, la importancia de los códigos éticos se hizo cada vez más evidente. Estos códigos establecieron directrices que delineaban el deber de los trabajadores sociales hacia sus clientes, promoviendo principios de dignidad y valor humano. Fue en esta época cuando se comenzó a discutir la necesidad de abarcar no solo la asistencia social, sino también de abordar las causas estructurales de la desigualdad.

Primera etapa: Enfoque individual y justicia social (1930-1960)

1950: Mary Richmond y su legado

En 1955, Mary Richmond publicó la obra «Social Diagnosis», donde propuesta un modelo que ayudó a definir el rol del asistente social. Su enfoque enfatizaba la importancia de comprender la situación individual dentro de un contexto social más amplio, anticipando las futuras reformas del enfoque del trabajo social hacia niveles más estructurales.

1960: Nuevas corrientes de pensamiento

La década de 1960 fue testigo de un aumento en los movimientos sociales que cuestionaban las condiciones de vida de los grupos oprimidos. Estos movimientos impulsaron a los trabajadores sociales a adoptar un enfoque más político, buscando la justicia social no solo mediante la intervención individual, sino a través de la promoción de cambios sociales más amplios.

Propuestas significativas y códigos éticos

1980: Consolidación de principios éticos

En esta época, surgieron más propuestas significativas que ofrecieron un marco ético para el trabajo social. Se clasaron principios que insistían en la importancia de los derechos humanos como fundamentales en la práctica del trabajo social. Las organizaciones profesionales comenzaron a adoptar y formalizar códigos de ética, fortaleciendo el compromiso hacia la justicia social y el respeto a las diversas identidades culturales.

Segunda etapa: Crítica a los métodos tradicionales (1970-1990)

1970: Cuestionamiento del status quo

La década de 1970 vio surgir un movimiento crítico hacia los métodos tradicionales de trabajo social. Influenciados por diversas teorías sociales, los trabajadores sociales comenzaron a cuestionar la efectividad de las intervenciones centradas únicamente en el individuo y empezaron a considerar con más seriedad los contextos sociales y políticos que rapidaron las problemáticas de los grupos vulnerables.

1975: Trabajo social radical

En 1975, los profesores Cloward y Piven publicaron su obra emblemática, «Regulating the Poor», donde discutían cómo el trabajo social podía ser un instrumento de cambio social. Este movimiento bajo el nombre de trabajo social radical movilizó a muchos profesionales a abogar por un cambio estructural en las políticas sociales, en favor de los sectores más desfavorecidos de la sociedad.

1980-1990: El congreso de Madrid

El congreso internacional de Madrid en 1990 marcó otro punto clave en la historia del trabajo social. Este evento reunió a expertos de todo el mundo para discutir la relevancia del enfoque transformacional. Su objetivo era redefinir el papel del trabajo social en función de las necesidades sociales actuales, enfatizando la importancia de la participación de los usuarios en el proceso de toma de decisiones y en el diseño de políticas sociales.

Tercera etapa: Globalización y nuevas tecnologías (2000-2020)

2000: La llegada de la globalización

Con la llegada del nuevo milenio, la globalización comenzó a influir en todos los aspectos de la vida, incluyendo la práctica del trabajo social. Las interconexiones a nivel mundial obligaron a los trabajadores sociales a adoptar perspectivas más amplias y a ser más conscientes de cómo los fenómenos globales afectaban a las comunidades locales.

2010: Relevancia de las perspectivas interculturales

A medida que el trabajo social se globalizaba, la necesidad de adoptar perspectivas interculturales se volvió crucial. La diversidad cultural, las diferencias etnorraciales y los desafíos asociados a la migración llevaron a un enfoque más inclusivo en la práctica, el cual integre y respete las diversas realidades y experiencias de vida.

2018: Congreso de Hong Kong

El Congreso de Hong Kong en 2018 fue un hito destacado en esta etapa, donde se reunieron expertos en trabajo social de todo el mundo para discutir la importancia de las nuevas tecnologías. En el congreso, se presentaron iniciativas que integraban la tecnología en las prácticas del trabajo social, haciendo hincapié en su potencial para conectar mejor a las comunidades dependientes y ofrecer servicios de calidad.

2020: Integración de tecnologías en la práctica

A lo largo de la última década, la integración de nuevas tecnologías en la práctica del trabajo social se ha ido consolidando. Plataformas digitales y herramientas de comunicacion han permitido a los trabajadores sociales mejorar su capacidad de trabajar junto a comunidades que enfrentan diversas problemáticas, facilitando la intervención y apoyo a través de medios virtuales.

Conclusiones y futuro del trabajo social en el contexto global

La reconceptualización del trabajo social ha fuese a través de tensiones y oportunidades. A medida que evolucionamos hacia un mundo cada vez más interconectado, el trabajo social debe adaptarse a los constantes cambios sociales, políticos y tecnológicos. Su futuro reside en la capacidad de incorporar elementos personales y sistemáticos en la práctica, siempre en busca de la justicia social y el respeto por la diversidad.

El trabajo social no solo está destinado a cuidar y apoyar, sino que también posee un papel crítico y transformacional en la promoción de un cambio significativo en la sociedad. Así, queda claro que, a lo largo del tiempo, el trabajo social ha crecido, se ha adaptado y ha abrazado la complejidad del mundo moderno, siempre con la mirada puesta en el bienestar de todos. Futuros desafíos como la desigualdad, el cambio climático y los desplazamientos migratorios estarán en la agenda de los trabajadores sociales, lo que reafirma la necesidad de una disciplina en continua evolución.

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